Cruzamos los glaciares y llegamos al bosque nevado, después de una larga caminata el bosque se abrió en una grande pradera nevada y un lago en medio, me quedé escondida en el último árbol que asomaba del bosque y busqué con la mirada una posible presa fácil.
El lago estaba lleno de ciervos, patos, peces, y todo de animales que bajaban a primera hora de la mañana para beber agua.
Divisé un rebaño de ciervas y sus crias pero el macho no estaba por ningun sitio -perfecto-dije sonriendo malévolamente y me agazapé entre la nieve. Como mi pelaje es blanco pasaba desapercebida entre las montañas de niebe y los arbustos nevados
Cuando estuve a 5 metros de los ciervos notaron mi olor y se sobresaltaron, eso hizo que se rompiera el grupo y se separaran.
-Bien.. si sigue así de bien podré tener una cierva adulta y el cervatillo para la guarida..- Entonces empecé a correr detrás de una madre y su hijo. El cervatillo se juntó con el grupo y la madre se separó para que me fijara en ella y no en su cría.
Me acerqué a la cierva mirándole a los ojos
-Sabes que no tienes escapatoria.. sabes que vas a morir, no te resistas más, es tu deber, como el de todos los hervívoros, morir para que los carnívoros sobrevivamos, igual que tu matas a la hierva al comer.- le dije mientras le acorralaba al pie de un acantilado. Al chocar contra la pared la cierva se giró y en ese momento me tiré al cuello, apreté en la faringe y noté como se iba asfixiando lentamente. Cuando acabó su larga agonía me dirigía Toboe
-Espera aquí, pero no se te ocurra empezar a comer sin mi.-le gruñí enseñándole los dientes, y me dirigí hacia el grupo para atrapar al cervatillo. Tras una larga carrera tras el cervatillo conseguí atraparlo.
Me dirigí a Toboe, dejé el cervatillo y empecé a comer a la cierva.
-Más te vale que comas rápido, por ahí viene un oso.- le dije
Cuando el oso empezó a gruñir cogí al cervatillo y salimos corriendo hacia la guarida.